Por Jairo Valdez (Lic en educacion en el area de ciencias sociales, activista y politico)
Ayer
lunes 19 de mayo se recordó el asesinato
del Coronel Rafael Tomas Fernández Domínguez quien fue el inspirador y organizador de la gesta
patriótica de Abril de 1965, la cual buscaba restituir el gobierno
constitucional del profesor Juan Bosch. Muy pocos medios resaltaron esta fecha
de alto valor de nuestra historia reciente, pues ella marca lo que vendría ser
el proceso de la idealización democrática del país. Pero las elites santanistas
que aun nos siguen gobernando trazaron la operación olvido y decimos la operación olvido porque la
cotinidianidad no nos miente, aquí se juega a la amnesia colectiva, ocultándole
y tratando de borrar de la memoria del pueblo los hechos y acontecimientos
donde el mismo protagonista ha sido él; pero es aun mas abominable cuando
tratan de sepultar la dignidad de los hombres que verdaderamente nos han
enseñado el amor a nuestra patria. No es concebible que pase por desapercibido,
que ni siquiera las instituciones castrenses a las cuales perteneció el Coronel
Domínguez resalten la valentía, el honor y sobre todo la vida coherente y
honesta de este militar de la nación, de la patria y del país.
Cuando un país no es capaz de recordar los hechos
que han marcado su destino, es evidente que el desfiladero al cual se enrumba
esta a la curva del camino. Por estos días se ha sustituido el emular el ejemplo de los dominicanos de
buena voluntad como Juan Pablo Duarte, Gregorio Luperon, Francisco Alberto
Caamaño y Fernández Domínguez, entre otros hombres que nos enseñaron con sus
hechos que este territorio es nuestro y que la dominicanidad es nuestra. No
cabe duda que los sectores más oscuros
de este país continúan con su estrategia de la amnesia colectiva, pues para dirigir
el rumbo de esta nación con su estilo mafioso deben ellos ampararse en que esta
ciudadanía no sea capaz de ser critica y analítica; porque ellos siempre estarán
dispuestos a borrar la memoria de los
grandes hombres y mujeres de
pensamientos honestos de nuestra Republica, queriendo con ello engatusar al
pueblo matándoles sus esperanzas.
Terminamos nuestro artículo de hoy teniendo
la certeza de que no todos en este país sufrimos de amnesia ni no somos amantes
del olvido. Aun quedan mujeres y hombres que creen en una Republica justa como
lo creyó el Coronel Fernández Domínguez, y mientras haya un dominicano o
dominicana sensato (a) habrá un porvenir mejor. Jamás olvidemos la frase
aquella de que aquí en América Latina se mata al hombre pero nunca a la idea.
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